Los Santos son hombres o mujeres distinguidos por sus relaciones especiales con Dios o por una particular elevación ética
 
Se trata de personas destacadas por sus virtudes y son modelos capaces de mostrar a los demás un camino ejemplar de perfección.
 
El reconocimiento de un «santo» se produce después de un proceso judicial llamado "Canonización". Actualmente, sólo el Papa, puede determinar la santidad de fieles católicos.
 
Los santos forman la llamada "Iglesia Triunfante" e interceden ante Dios por la humanidad, por los vivos en la Tierra y por los difuntos en el Purgatorio: es la llamada "Comunión de los Santos".
Todos ellos, incluso los que no han sido oficialmente reconocidos como tales, tiene su festividad conjunta en el Día de Todos los Santos, que se celebra el 1 de Noviembre.
 
Aunque los antiguos santos eran declarados como tales por los Obispos, el procedimiento, a lo largo de los siglos, se ha ido centrando en Roma y desde hace un milenio, sólo el Papa puede celebrar canonizaciones. 
La Iglesia Católica establece la santidad de ciertas personas mediante los procesos abiertos por la llamada "Congregación para las causas de los Santos". 
El proceso de santificación tiene que pasar por las etapas de venerabilidad, beatificación y canonización. 
El proceso de canonización adopta la forma de un proceso judicial en el que una persona (el «promotor de justicia», tradicionalmente llamado - abogado del diablo -) examina y cuestiona la supuesta santidad del candidato propuesto por el postulador de la causa. 
 
En este sentido, el postulador asume el papel de «fiscal», pues debe «demostrar» la santidad del candidato, y el promotor actúa como la «defensa», pues le basta mostrar dudas razonables contra la causa. 
Aunque el derecho canónico establece un tiempo mínimo entre el fallecimiento de una persona y el inicio de su causa de canonización en Roma, los plazos son muy variables.
 
Desde el Concilio Vaticano II, los procedimientos han cambiado, los plazos se han hecho más cortos y el número de milagros post-mortem necesario, que antes podía alcanzar varias centenas (en función de la credulidad de las épocas), se ha reducido a dos.