Ángel del Señor, 
que por orden de su piadosa providencia eres mi guardián,
custódiame en este día (o en esta noche)
ilumina mi entendimiento,
dirige mis afectos, 
gobierna mis sentimientos, 
para que jamás ofenda a Dios. 

Amen
 
 
 

                                                                                                                                

 
 
Santo Ángel del Señor,
mi celoso guardián,
en ti confío para que la Piedad divina,
me ilumine, custodie, rija y gobierne
hoy y siempre
Amén.
 
 

                                                                                                                                

 
 

Ángel Santo de mi guarda, a cuya custodia y protección te encomendó el Altísimo desde el primer instante de mi vida, te doy gracias, 

Mi, Santo Ángel , por el cuidado que has tenido hacia mí persona, por la compañía que me has hecho y por haberme librado de los peligros de alma y cuerpo, a ti me encomiendo nuevamente, mi glorioso protector,

Defiéndeme de mis enemigos visibles e invisibles, y ayúdame para que, siguiendo tus directrices, logre gozar de tu compañía en la patria celestial. 

Amén.

Rezar un Padrenuestro

 

                                                                                                                                

 
 

Espíritu soberano a quien pertenece mi guarda; por la voluntad divina, te ruego me guíes y defiendas de la maldad de mis apetitos, de la debilidad de mi naturaleza, de las insolencias de mi voluntad, de la malicia de los pecadores, del ejemplo de los malos, del poder de los tiranos, de la venganza de mis enemigos y de la envidia de los espíritus amotinados que no perseveraron como tú y pretenden que yo caiga como ellos.

Ángel santo, desconozco tu nombre para poder llamarte por él; pero sí conozco tu oficio para valerme de él. 

Atiéndeme para que mi alma logre tu cuidado, y mi vida tu inspiración; para que por ti, en la gloria y bajo tu recomendación, ocupe el lugar de un ángel caído y tú goces del fruto de tu presencia y yo, del de la obediencia.

Guíame para que, por tu inspiración, merezca el reino de la paz y de la gloria.

Que así lo conceda el que te creó con su poder y me redimió con su sangre.

Amén.

 

 

                                                                                                                                

 
 
Querido Ángel Guardián, que por la misericordia de Dios me has sido dado para que seas fiel compañero de mi destierro en este mundo, te honro y amo como amigo devoto a quien Dios ha encomendado el cuidado de mi alma inmortal.
Te doy las gracias, de todo corazón, por tu amor y constante cuidado.
 
Querido Ángel Guardián, te pido me guardes y protejas. Guíame por el camino de la vida. Amonéstame contra cualquier ocasión de pecado. Llena mi alma de saludables pensamientos y decidido ánimo de practicar la virtud.
Intercede para que yo participe de tu ardiente celo en el servicio de Dios y con devoción ame su divina voluntad.
 
Perdóname, querido ángel, por haber menospreciado con tanta frecuencia tus consejos y no haber hecho caso de ellos y de tus inspiraciones. Procuraré obedecerte con decisión y fidelidad.
Tú sabes lo que vale mi alma a los ojos de Dios. No me permitas olvidar que fue redimida por la Sangre de nuestro Señor Jesucristo.
No permitas que sirva de escándalo ni sea ocasión de pecado para otros, destruyendo así la obra que Cristo ha realizado en sus almas con su dolorosísima pasión y muerte.
 
Querido Ángel Guardián, haz que disfrute de tu protección en este peligroso camino que es vida, hasta alcanzar mi eterno hogar en el Cielo, donde, en unión contigo y los demás ángeles y santos, alabe para siempre la misericordia que Dios tiene conmigo.
 
Amén.